Ser
hombre no es nada más que ser varón, simple individuo del sexo masculino.
Ser
hombre es hacer las cosas, no buscar razones para demostrar que no se pueden
hacer.
Ser
hombre es levantarse cada vez que se cae o se fracasa, en vez de explicar
porque se fracasó.
Ser
hombre es ser digno, consciente de sus actos y responsable.
Ser
hombre es saber lo que se tiene que hacer y hacerlo: saber lo que se tiene que
decir y decirlo, es también saber decir no.
Ser
hombre es levantar los ojos de la tierra, elevar el espíritu, soñar con algo grande.
Ser
hombre es ser persona, es decir; alguien distinto diferente a los demás.
Ser
hombre es ser creador de algo: un hogar, un negocio, un puesto, un sistema de
vida.
Ser
hombre es entender el trabajo no solamente como necesidad sino también como privilegio y don que dignifica y enorgullece.
Ser
hombre es tener vergüenza; sentir vergüenza de burlarse de una mujer, de abusar del débil, de mentir al ingenuo.
Ser hombre es comprender la necesidad de
adoptar una disciplina basada en principios sanos y sujetarse por su propia y
deliberada voluntad a esa disciplina.
Ser
hombre es comprender que la vida no es algo que se nos da ya hecho, sino que es
la oportunidad para hacer algo bien hecho y de trascendencia.
Hombres
de esta talla y de esta alcurnia los necesita el mundo, los reclama el mundo y
los exige Dios.
Autor:
Dr. Juan Luis Prado
No hay comentarios:
Publicar un comentario