jueves, 20 de diciembre de 2012

FEMINISMO VERSUS MACHISMO


Comentando en una cena sobre el blog una pareja me dijo: ¡Pero ponedle otro nombre! ¡Feminismo – machismo suenan muy mal! ¡Son sinónimos de separación!
No son las palabras las que suenan mal o bien, las palabras simplemente son descriptores. La ignorancia sobre las palabras es lo que permite distorsionarlas y reconvertirlas a los intereses partidistas de unos y otros.
Los estamos viendo estos días con palabras como secesión, independencia, consulta, referéndum, constitución, país, nación, nacionalismo…



La primera ola de feminismo tiene un valor para toda la sociedad incuestionable, estas primeras mujeres de finales del siglo XIX, dieron algunas su vida, fueron purgadas, encarceladas, vejadas y humilladas. ¿Por qué si sólo pedían poder votar? ¿Total para qué? Ya vemos como son los políticos…
Muchas de estas preguntas las oigo o me las han formulado chicas jóvenes en conferencias o charlas. Pues por qué votar significaba tener voz y representación en la sociedad. Poder participar de lo que nos afectaba a todos y dejar de tener el mismo lugar que un esclavo o siervo, poder salir del espacio interior de la casa y tener voz al promulgar leyes, cultura, derechos. Dejar de ser invisibles.
Eso dio paso a la segunda ola donde las mujeres accedieron a la ciencia y se modificaron gracias a los movimientos feministas científicos sesgos que nos diferenciaban en inteligencia, capacidades intelectuales y evolutivas.
Sin ellas, las mujeres de los años 60, no podríamos hoy oír hablar de liderazgo femenino, de techos de cristal en los puestos directivos o de leyes de paridad y por ello promulgar que no estamos “divididos” por géneros sino que estamos construyendo una sociedad diversa donde la cooperación en términos de igualdad entre sexos pueda crear comunidades sostenibles, con valores donde importa más “quién soy” que lo que tengo, lo que “puedo aportar” a lo que debo exigir o luchar. Solidaridad compartir lo que tengo y lo que soy en vez de caridad doy  lo que me sobra.
Espero que este último “feminismo emergente” global sirva para de una vez por todas eduquemos y convivamos sin diferencias, como auténticos seres humanos.
¡Hasta pronto!

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